Turismo en Tarragona: Viaje al Imperio Romano

Hacer turismo en Tarragona es un viaje en el tiempo a la época del Imperio Romano. Descubre los secretos de la antigua Tarraco, patrimonio de la humanidad, y maravíllate con su impresionante legado histórico en esta moderna ciudad mediterránea.

CATALUÑATURISMO CULTURAL

3/17/20258 min leer

Turismo en Tarragona
Turismo en Tarragona

Tarragona: Tras los Pasos del Imperio Romano

Caminar por las calles de Tarragona es realizar un viaje en el tiempo hasta la época del Imperio Romano. Esta ciudad catalana, ubicada a poco más de 100 kilómetros al sur de Barcelona, atesora uno de los conjuntos arqueológicos romanos más importantes y mejor conservados de España, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 2000. En este artículo te invito a descubrir los secretos de la antigua Tarraco, capital de la Hispania Citerior, y a maravillarte con su impresionante legado histórico que convive en perfecta armonía con una moderna ciudad mediterránea.

Tarraco: La Joya de la Hispania Romana

Cuando los romanos llegaron a la península ibérica en el siglo III a.C., durante la Segunda Guerra Púnica, encontraron en Tarragona un enclave estratégico perfecto para establecer una base militar. Lo que comenzó siendo un campamento acabó convirtiéndose en una de las ciudades más importantes del Imperio Romano en Hispania.

El conjunto arqueológico de Tarraco

El conjunto arqueológico romano de Tarraco comprende numerosos monumentos distribuidos tanto por el centro histórico como por los alrededores de la ciudad actual. Este legado excepcional incluye murallas, templos, foros, teatros, anfiteatros, circos y necrópolis que conforman un testimonio único de la organización urbanística romana.

La importancia histórica y cultural de estos vestigios motivó su declaración como Patrimonio Mundial por la UNESCO, un reconocimiento que pone de manifiesto el valor universal excepcional de este conjunto arqueológico.

Los monumentos imprescindibles de la Tarragona romana

El Anfiteatro: espectáculos frente al mar

Situado a orillas del Mar Mediterráneo, el Anfiteatro Romano de Tarragona es, sin duda, una de las postales más icónicas de la ciudad. Construido a principios del siglo II d.C., este recinto podía albergar hasta 14.000 espectadores que acudían a presenciar combates de gladiadores y luchas con fieras.

La peculiaridad de este anfiteatro es su ubicación privilegiada, con el azul del mar como telón de fondo, lo que crea una estampa de belleza incomparable. En su arena también fueron martirizados en el año 259 d.C. el obispo Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio, como recuerda la iglesia románica construida siglos después en el mismo lugar.

Hoy en día, el anfiteatro no solo es un monumento para contemplar, sino que también sirve como escenario para diversos eventos culturales, especialmente durante el festival Tarraco Viva, una recreación histórica que se celebra cada mayo y que permite a los visitantes experimentar cómo era la vida en la antigua Roma.

El Circo Romano: carreras de cuadrigas en el corazón de la ciudad

En pleno centro histórico de Tarragona se encuentra el Circo Romano, uno de los mejor conservados de Occidente. Construido a finales del siglo I d.C., este recinto de 325 metros de longitud y 115 de anchura podía acoger hasta 30.000 espectadores que acudían a presenciar emocionantes carreras de cuadrigas.

Aunque gran parte del circo ha quedado oculto bajo edificaciones medievales y modernas, aún es posible visitar algunas de sus bóvedas y galerías, así como la impresionante Torre del Pretorio, que conectaba el circo con el foro provincial. Desde lo alto de esta torre se pueden contemplar unas vistas panorámicas excepcionales de la ciudad y del Mediterráneo.

El Acueducto de Les Ferreres: la ingeniería romana en su máximo esplendor

A unos cuatro kilómetros al norte de Tarragona se alza majestuoso el Acueducto de Les Ferreres, también conocido como Puente del Diablo. Esta impresionante obra de ingeniería, construida en el siglo I d.C., formaba parte del sistema que abastecía de agua a la ciudad desde el río Francolí.

El tramo más espectacular del acueducto, que se ha conservado prácticamente intacto, consta de dos niveles de arcos superpuestos que alcanzan una altura de 27 metros y una longitud de 217 metros. Atraviesa el valle de Les Ferreres, creando una estampa de singular belleza que ha inspirado a numerosos artistas a lo largo de la historia.

Un sendero acondicionado permite recorrer el acueducto y su entorno, ofreciendo diferentes perspectivas de esta maravilla arquitectónica. No es difícil imaginar el asombro que debió causar entre los habitantes de la época esta colosal estructura que desafiaba las leyes de la gravedad.

El Foro Provincial: el centro político y religioso

En la parte alta de Tarraco se encontraba el Foro Provincial, el gran centro administrativo y religioso de la ciudad. Aunque hoy en día solo quedan algunos vestigios, como las monumentales murallas romanas (las más antiguas fuera de Italia), este espacio permite hacerse una idea de la grandiosidad de la Tarraco imperial.

El foro estaba compuesto por varias terrazas que se adaptaban a la topografía del terreno. En la parte superior se alzaba el Templo de Augusto, dedicado al culto imperial, mientras que la terraza intermedia albergaba una gran plaza rodeada de pórticos donde se reunía el consejo provincial.

Actualmente, parte de este espacio está ocupado por la Catedral de Santa María, una joya del arte románico y gótico que merece una visita por derecho propio. En su interior se conserva el Museo Diocesano, que alberga una importante colección de arte sacro.

La Necrópolis Paleocristiana: el mundo funerario romano

Al sur de la ciudad, junto al río Francolí, se encuentra la Necrópolis Paleocristiana, uno de los cementerios cristianos más importantes del Mediterráneo occidental. Este yacimiento arqueológico, descubierto en 1923 durante las obras de la Fábrica de Tabacos, contiene más de 2.000 tumbas que abarcan desde el siglo III hasta el V d.C.

La necrópolis incluye diversos tipos de enterramientos, desde simples fosas hasta elaborados mausoleos y criptas. Muchas de las tumbas conservan inscripciones y símbolos cristianos que proporcionan valiosa información sobre las creencias y costumbres funerarias de la época.

Junto al yacimiento se encuentra el Museo Paleocristiano, que exhibe numerosos objetos encontrados en las excavaciones, como lápidas, sarcófagos, mosaicos y piezas de ajuar funerario. Este museo permite comprender mejor la transición entre el mundo pagano y el cristiano en la Tarraco tardorromana.

Recorriendo la Tarragona romana: rutas y visitas

La Ruta Romana de Tarragona

Para facilitar la visita a los principales monumentos romanos, Tarragona ofrece la Ruta Romana, un itinerario señalizado que recorre los puntos más destacados del conjunto arqueológico. Esta ruta permite al visitante sumergirse en la historia de Tarraco de manera ordenada y coherente.

El recorrido comienza en el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona (MNAT), donde se exhiben importantes colecciones de esculturas, mosaicos, cerámicas y otros objetos que ilustran la vida cotidiana en la ciudad romana. De especial interés es el mosaico de los peces, un magnífico ejemplo del arte musivario romano.

Desde el museo, la ruta continúa por la Muralla Romana, el Foro Provincial, el Circo, el Anfiteatro y la Necrópolis Paleocristiana. Para los más interesados, el itinerario puede extenderse hasta el Acueducto de Les Ferreres y la Villa Romana de Centcelles, situada en la localidad vecina de Constantí.

Tarraco Viva: la historia que cobra vida

Una forma especialmente atractiva de conocer la Tarragona romana es asistir al festival Tarraco Viva, que se celebra cada mayo. Durante dos semanas, la ciudad se transforma para recrear la vida en la antigua Roma con rigor histórico y vocación divulgativa.

El festival incluye representaciones teatrales, recreaciones de batallas, talleres de cocina romana, conferencias, visitas guiadas temáticas y demostraciones de oficios antiguos. Gladiadores, legionarios, matronas y esclavos recorren las calles de Tarragona, ofreciendo a los visitantes una experiencia inmersiva única.

Especialmente emocionantes son las recreaciones de luchas de gladiadores en el anfiteatro y las carreras de cuadrigas en el circo, que permiten imaginar cómo eran estos espectáculos hace dos mil años.

Más allá de la Tarragona romana

Aunque el legado romano es el principal atractivo turístico de Tarragona, la ciudad ofrece muchos otros encantos que merecen ser descubiertos.

El casco antiguo: un laberinto de historia

El casco antiguo de Tarragona, edificado sobre el antiguo recinto romano, es un laberinto de callejuelas estrechas y plazas acogedoras que invitan al paseo. La Plaza del Rey, la Plaza del Fòrum y la Plaza de la Font son algunos de los espacios más emblemáticos, siempre animados por terrazas y restaurantes.

En este entorno medieval destaca la Catedral de Santa María, una joya arquitectónica que combina elementos románicos y góticos. Su portada principal, obra del maestro Reinard des Fonoll, es una de las más bellas del gótico catalán, mientras que su claustro, con sus delicados capiteles esculpidos, constituye un oasis de paz en pleno centro histórico.

El Balcón del Mediterráneo: vistas panorámicas

Al final del elegante Paseo de las Palmeras se encuentra el Balcón del Mediterráneo, un mirador privilegiado desde el que se contemplan espectaculares vistas del mar y de la Playa del Milagro. Este enclave, situado sobre un acantilado, es uno de los lugares favoritos de los tarraconenses para pasear al atardecer.

Desde aquí se puede acceder a la Vía Augusta, la antigua calzada romana que recorría toda la costa mediterránea desde Cádiz hasta los Pirineos. Un tramo de esta vía ha sido acondicionado como paseo, permitiendo a los visitantes caminar por las mismas piedras que pisaron los legionarios romanos.

Playas y calas: el tesoro natural de la Costa Dorada

Tarragona es también un importante destino de turismo de sol y playa, gracias a sus 15 kilómetros de costa que alternan amplias playas de arena dorada con pequeñas calas de aguas cristalinas. La Playa del Milagro, situada junto al casco histórico, es la más céntrica y concurrida, pero quienes busquen mayor tranquilidad pueden dirigirse a la Playa Larga o a la Cala de la Font.

Todas las playas de Tarragona cuentan con la Bandera Azul, un reconocimiento a su calidad medioambiental y a los servicios que ofrecen. Además, el clima mediterráneo, con más de 300 días de sol al año, permite disfrutar del mar durante gran parte del año.

Gastronomía tarraconense: un festín para los sentidos

La gastronomía de Tarragona es otro de los grandes atractivos de la ciudad. Basada en la dieta mediterránea, combina los productos del mar con los de la huerta y el interior en platos tan emblemáticos como el romesco de peix (guiso de pescado con salsa romesco), los calçots (cebollas tiernas asadas) o el xató (ensalada con bacalao, atún y anchoas).

Los restaurantes del Serrallo, el antiguo barrio pesquero, son los lugares ideales para degustar los mejores pescados y mariscos recién capturados. Para acompañar estas delicias, nada mejor que un vino del Priorat o de la Denominación de Origen Tarragona, regiones vinícolas de prestigio internacional.

Consejos prácticos para visitar Tarragona

Para aprovechar al máximo tu visita a Tarragona, te recomendamos:

  • Adquirir la Tarragona Card, que incluye entrada a los principales monumentos y museos, así como descuentos en comercios y restaurantes.

  • Llevar calzado cómodo, ya que la visita a los yacimientos arqueológicos implica caminar por terrenos irregulares.

  • Reservar al menos dos días para conocer la ciudad con tranquilidad, especialmente si quieres visitar monumentos como el acueducto o la villa de Centcelles.

  • Visitar la ciudad en primavera u otoño, cuando el clima es agradable y hay menos turistas. Si puedes, coincide tu visita con el festival Tarraco Viva en mayo.

  • Probar la gastronomía local en alguno de los restaurantes tradicionales del casco antiguo o del Serrallo.

Conclusión: Tarragona, un viaje en el tiempo

Tarragona es mucho más que un destino turístico; es una máquina del tiempo que nos transporta a la época de esplendor del Imperio Romano. Pocos lugares en el mundo permiten experimentar de manera tan vívida cómo era la vida en una importante ciudad romana, con monumentos tan bien conservados y un entorno tan evocador.

Pero Tarragona es también una ciudad moderna y dinámica, que ha sabido integrar su valioso patrimonio histórico en el tejido urbano contemporáneo. Sus playas, su gastronomía, su clima privilegiado y la hospitalidad de sus habitantes completan una oferta turística difícil de superar.

Si eres amante de la historia, la arqueología, la buena mesa o simplemente buscas un destino mediterráneo con personalidad propia, no lo dudes: Tarragona te está esperando para revelarte todos sus secretos. Como decían los romanos, "Tarraco felix" (Tarragona la afortunada), y afortunados somos también nosotros de poder disfrutar de este tesoro histórico en pleno siglo XXI.